sábado, 15 de marzo de 2008

12 de Marzo de 2008

La playa, el sonido del mar, sus susurros me devuelven a lo pequeño de la vida, a lo mas real que existió alguna vez, a todo lo que me conforma y nos conforma. No siento mas certezas que la propia naturaleza: el cielo que se muestra imponente sobre mi,la linea del horizonte que, obviamente, no es la misma para mi que para quien la mira a dos metros de donde yo estoy. Esa misma linea que divide este mar del cielo. Esa que me lleva a pensar en lo efímero de la vida, en la levedad del ser, en ese sentimiento que me llena de alegría y a su vez me angustia, ya que si soy tan solo una mínima partícula este universo podría lograr lo que quisiera, ya que no dependo de nadie y nada relevante depende de mi, ya que no hay planes impuestos, puedo vivir mi vida como quiera ya que eso no cambia nada trascendental para el resto de la gente. Pero me angustia también por eso mismo; por sentir que desde este pedacito ínfimo de planeta que piso hoy, mañana no va a recordar mis pasos,y muchos otros andarán, quizá con un diferente caminar o destino, pero desdibujando la huella que deje marcada.
En fin, por toda esa natura vivo y a ella me entrego sin olvidar mi espíritu, hoy invadido de bosque y misterio.

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