Un fantasma a la vuelta de la esquina, tan blanco que me cegó. Una mueca de satisfacción y un poco de desconcierto hicieron que frenaras. Hacía mucho que no frenabas ante un ánima celeste; últimamente estás más cerca de las negras, pero esas no tienen ojos y lastiman. Este inocente espíritu despertó en vos la sensación de pertenencia: creer que hay quien te busca, y aún más, quien te espera, fuerte y con firmeza, como ese beso etéreo que solamente alcanzaste a percibir pero que aún así, te despertó del letargo del alma cuando el frío la abruma.
Una rama en el pico, la paloma te observa mientras mojás el piso con tu sangre, la que brota de tus ojos. El beso te hizo verter tu más preciado caudal, y aunque no vas a perder tu rojo líquido, sentís que es eso lo que cae, y fluye. Nunca importó cuánto trataras de secarlas.
Una calle en Otoño, rodeada de robles. La hojarasca te recuerda tanto a tus sueños; perfecto escondite de ratas. Caminás con los pies hundiéndose en ese amarillo rojizo que da calor.
Pero no te sirve enamorarte de un fantasma y después vivir buscándolo por los lugares más oscuros. Aunque, en quién podés confiar más? En alguien que, por etéreo, no es real , pero por fantástico es eterno? O en quien, por tan real, puede solerte hasta calarte los huesos porque su tacto es cálido y su eternidad, a tu lado, inexistente?
2 comentarios:
pufffffffff... lejos lo que a mi más me ha gustado de lo que leí de vos! Muy profundo sin caer en lugares comunes, me gustó mucho mucho!
Muy buena reflexión/pregunta final para que cada uno elija su "propia aventura"...
Gracias, creo que hoy por hoy no es autobiográfico pero alguna vez lo fue. Después de un desengaño, no elije uno enamorarse de algo que realmente no existe por la fobia, quizá, de volver a quedar en carne? y cuánto cuesta desnudarse nuevamente, no? sin que eso signifique quitarse la ropa, obviamente.
Gracias de nuevo, es bueno saber que lo que uno escribe llega.
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